La importancia del debate sobre las Monedas Digitales del Banco Central (CBDCs)

Vivimos en una era de avances tecnológicos rápidos y constantes, y uno de estos avances es la creación de las Monedas Digitales del Banco Central (CBDCs). Sin embargo, es comprensible que existan teorías de conspiración en torno a este nuevo concepto. Después de todo, como tecnología relativamente nueva y aún poco comprendida, la desinformación puede propagarse fácilmente.

Además, el hecho de que las CBDCs sean emitidas por gobiernos y bancos centrales plantea preocupaciones en cuanto a la privacidad, especialmente teniendo en cuenta los diferentes conceptos de privacidad adoptados por diferentes países, como China.

En una sociedad democrática, es natural que las personas sean escépticas respecto al gobierno y ejerzan su derecho a desafiar a las autoridades, especialmente cuando se trata de proteger la privacidad y promover la inclusión financiera en un mundo cada vez más digital. Sin embargo, es importante que este desafío se base en información precisa y actualizada, teniendo también en cuenta la tecnología existente en manos del sector privado.

Es crucial entender que la mayoría de los bancos centrales han comenzado a explorar las CBDCs no solo por razones de estabilidad monetaria y financiera, sino también por preocupaciones respecto a los incentivos y capacidades de las grandes empresas tecnológicas. Estas empresas tienen el poder de encerrar a los ciudadanos en una sola plataforma o ecosistema, además de un historial comprobado de monetizar datos personales.

Curiosamente, junto con su compromiso con el dinero en efectivo, los bancos centrales han estado persiguiendo las CBDCs como una forma de proteger la privacidad de los ciudadanos. Sin embargo, paradójicamente, han sido criticados por estos esfuerzos. La verdad es que la mayoría de los bancos centrales ven su papel como proveedores de una forma confiable de dinero, libre de incentivos privados, en un mundo digital, tal como lo hacen actualmente con el dinero en efectivo.

En un escenario extremo, si los bancos centrales no tomaran ninguna medida, existe la posibilidad de que la moneda física que actualmente llevamos en nuestras billeteras, como el real brasileño, sea reemplazada por monedas digitales emitidas por grandes empresas tecnológicas como Elon Musk o Mark Zuckerberg. Quizás, en este escenario, los teóricos de la conspiración lamentarían el fin de la moneda nacional y desearían que el banco central hubiera protegido nuestra soberanía contra la erosión causada por la tecnología.

Otro punto crucial se refiere a las billeteras e incluso al mundo de DeFi, ya que no todas las personas tienen la capacidad técnica para salvaguardar su seguridad. Recientemente, una ballena cayó víctima de un ataque de phishing. Vale la pena señalar que muchos usuarios ni siquiera saben qué son las ballenas o cómo funcionan los ataques de phishing.

Incluso con un Ledger o Trezor, la mayoría de los usuarios no saben cómo salvaguardar su seguridad. Y todos los días, vemos pérdidas de sus semillas o errores humanos al otorgar permiso a una billetera.

Por eso abogo por el uso de HSM, donde el cliente nunca podrá exportar su clave privada, y la creación de un proxy utilizando la abstracción de cuentas para crear una interfaz protectora entre el usuario y el mundo de DeFi. De esta manera, el usuario tiene la opción de dejar la seguridad en manos de empresas reguladas que tienen años de experiencia y conocimiento en ciberseguridad.

El dinero juega un papel fundamental en la estructura social y a veces subestimamos su importancia. La forma en que interactuamos con el dinero está cambiando rápidamente y es esencial involucrar al público en este viaje hacia la moneda digital. Ahora, más que nunca, es crucial promover un debate público sólido y completo sobre lo que las CBDCs deben y no deben hacer, y cómo queremos definir nuestra relación con el dinero emitido por el banco central en el futuro.

Es importante recordar que las CBDCs tienen el potencial de promover la inclusión financiera, garantizar la privacidad y proteger la soberanía de las naciones. Por lo tanto, es esencial que la sociedad participe activamente en este debate para asegurar que las decisiones tomadas con respecto a las CBDCs se basen en los intereses públicos y el bienestar de la sociedad en su conjunto.