Originalmente consideradas como una tecnología de nicho, las criptomonedas ahora han entrado en el mainstream, con grandes empresas e instituciones financieras invirtiendo en ellas.
Bitcoin sigue siendo la criptomoneda más conocida, pero ahora existen miles de monedas y tokens diferentes, cada uno con sus propias características únicas y casos de uso.
Los CBDC (Central Bank Digital Currencies) están ganando protagonismo y pueden representar un cambio significativo en el panorama financiero mundial. Los CBDC tienen el potencial de ofrecer mayor seguridad y estabilidad.
Para mí, los NFT (Non-Fungible Tokens) son más importantes que las propias criptomonedas. Esto se debe a la programabilidad de los contratos inteligentes y a las gamificaciones, que ofrecen una infinidad de aplicaciones. Y son pocos los que pueden percibir la seguridad intrínseca que existe en los NFT.
Un NFT es, en resumen, un depósito de valor percibido, pero para recuperar el valor depositado, el NFT debe seguir teniendo la percepción de valor y también ser revendido en el mercado.
En resumen, si alguien roba un NFT, necesitará revenderlo para recuperar la cantidad depositada. Y existen formas de imputar niveles de seguridad, como por ejemplo la programación de la Lista Negra (Black List) en el contrato inteligente para bloquear la reventa de un NFT robado.
Un tipo de NFT que considero especialmente interesante y altamente tangible son los Phygitals. Estos NFT representan productos físicos e introducen en el mercado un nuevo tipo de consumidor: el consumidor inversor.
Este consumidor adquiere el activo con el objetivo de revenderlo en un mercado secundario, buscando obtener ganancias a través de la escasez del producto o de la oportunidad de compra anticipada.
Los NFT, a diferencia de las criptomonedas convencionales, tienen una dimensión tangible que atrae a un nuevo público. La posibilidad de tener un activo físico asociado a un token digital crea una experiencia única para los consumidores, que pueden involucrarse emocionalmente con el contexto representado por el NFT.
Esto también abre puertas para la creación de nuevos modelos de negocio, como la venta de entradas para eventos físicos, donde el NFT funciona como un boleto digital único y exclusivo, pero que puede revenderse fácilmente en el mercado secundario.
La entrada como NFT dejará transparente la oferta y demanda, mostrando así el valor base (floor price) de las entradas.
Además, los NFT ofrecen una forma de monetización por regalías para sus creadores a través de la reventa secundaria, podrán obtener una ganancia directa y justa por su trabajo, sin depender de intermediarios tradicionales.
Esta democratización del mercado de tokenización es revolucionaria y brinda nuevas oportunidades para los involucrados.
Sin embargo, es importante destacar que, al igual que las criptomonedas, los NFT también enfrentan desafíos, como la falta de regulación y la posibilidad de falsificación. Es necesario un seguimiento atento del mercado y un enfoque cuidadoso a la hora de invertir en NFT.
A pesar de los desafíos que enfrentan los NFT y las criptomonedas, su potencial de innovación y disrupción sigue siendo relevante y latente en todos los medios y segmentos.
El futuro de la tokenización es prometedor, y es importante seguir de cerca esta evolución para aprovechar las oportunidades que surjan y también para tener tiempo suficiente para asimilar toda la información y comprender sus aplicaciones.
En resumen, vale aquel dicho: ¡Quien llega primero, bebe agua fresca!